HOSPITALIDAD N. D. LOURDES  
   LA CORUÑA 

      Archidiócesis de Santiago de Compostela 

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     PEREGRINACIÓN 2014


   
 Hemos vuelto de Lourdes llenos de alegría y felices por estar unos días un poquito mas cerca de Nuestra Madre. Como todas las peregrinaciones cada una tiene sus momentos, que hace que cada año la peregrinación a Lourdes sea diferente. Este año por ejemplo hemos tenido el placer que nos acompañase Don Jesús, nuestro Obispo Auxiliar. La experiencia ha sido diferente, los comentarios de los enfermos y de los peregrinos, decían, entre otras muchas cosas, "que cercano es", que sencillo"... Todos traemos un recuero imborrable de la estancia allí.

     Es difícil escribir en palabras todos los sentimientos que te rodean, piensas en los que no han podido acompañarnos, en los que están con nosotros en Lourdes, en sus caras de felicidad y alegría, a pesar de los madrugones que nos damos. Todo vale por ver la cara de felicidad de los que nos acompañan.

    Este año además coincidimos con la peregrinación de Oviedo y la Internacional Militar. Otros dos momentos especiales. Con la de Oviedo compartimos la conferencia que nos impartió el Padre Teótimo. Con la Militar Internacional, tuvimos el momento especial cuando los Españoles nos ofrecieron un concierto de música a la entrada del CAND, que instantes de felicidad para todos los que estábamos allí.

   Como siempre os animamos a colaborar con la única finalidad de mejorar y enriquecernos todos con vuestros comentarios y fotografías. Si queréis mandarnos fotos o hacer algún comentario de la Peregrinación, escríbenos a:

info@hospitalidadcoruna.es  

    Os ponemso la fotografía de la peregrinación. Las fotografías de Lacazze, de la misa en la gruta y de la procesión del Santisimo. Así mismo las 830 fotografías de Don Daniel. Animaros a mandarnos fotografías, para poder ir colgándolas en la página.                                                                         
                                                                   

  
Fotografía de la Peregrinación en formato JPG

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FOTOGRAFÍAS DE LA PEREGRINACIÓN 2014

   Fotos Misa Gruta

Procesión Santísimo

Fernando

Fotos Don Daniel

Videos de La Peregrinación
Video Militares 1  

Video Militares 2 

  Video Militares 3

Video Fiesta 1

Video Fiesta 2

 

Video Hospitalidad

Testimonios de La Peregrinación: anímate y escríbelo

Viaje a Lourdes en Mayo 2014 / Hospitalidad de La Coruña 

     Es la primera vez que voy a Lourdes, lo había intentado a destiempo el año pasado y prometí no perdérmelo el año siguiente, fue un acierto el ir.

     Gracias a la Hospitalidad de La Coruña por organizar el viaje tan estupendo que hemos disfrutado. Gracias a  D Javier, que nos va guiando como, únicamente, un sacerdote inspirado por el espíritu puede hacer.
Todos tenemos motivos para ir a Lourdes, unos lo sienten más cerca y otros más distante, es cuestión de sensibilidad no de falta de justificación.
     La comunicación de mi viaje, provocó extrañeza sobre todo en  personas que no son proclives a expresar, ni aún a respetar, mucho la fe, pero, de forma sorprendente, con peticiones de oración y rosarios...,¿será por esa cautela del malo no hará o quizás empiece a fructificar la semilla del corazón…? En cualquier caso, me alegro.
Los Compañeros de viaje han sido una bendición,  les estoy profundamente agradecido.
El joven rockero que me acompaño en la habitación, incide en dar testimonio en su mundo, para mi es un ejemplo de coraje y valentía valiosísimo.

     Ha sido un regalo de Dios los sacerdotes maravillosos que nos han acompañado, un auténtico
privilegio conocer a D Jesús, Obispo. Y un placer disfrutar de todas las homilías que hemos celebrado.

     En la exposición del Santísimo, la comunicación directa con Dios que todos experimentamos fue totalmente sobrecogedora, muchas lágrimas gotearon por múltiples motivos  y una única causa.
     Al beber agua y bañarme en el manantial de Lourdes, ante la virgen, orando y rogando, la sensación es inmensa. El estar desnudo, agarrado por manos fuertes que te dicen “déjate caer”… y caes, lloras, agradeces, pides y rezas…  la emoción y los sentimientos son inolvidables. No hacía calor, el agua estaba fría, nadie tenía bañador, ni toalla para secarse, se desnudaba, se bañaba, se vestía mojado y nadie se acatarró, ni se mostró incómodo por estar con ropa húmeda, es más, estaba seco al poco tiempo….¡ En ese lugar pasan cosas inexplicables…, hasta las sencillas¡.

     Nunca había visto tanto amor al enfermo, alegría en los desvalidos, respeto y cariño por su situación, devoción a la Virgen y esperanza firme en la Fe hacia su hijo de tanta gente. Emociona el hecho de recordarlo.
     Lo más impactante fue el último acto de gratitud el último día, reunidos con los enfermos, intentando buscar explicación de tanta buena gente implicada. Los voluntarios, médicos, sacerdotes que venís a Lourdes y dais testimonio de vida durante el resto del año... vosotros...ya tenéis una respuesta... Cuando los que buscáis al Señor en vida, esta se acabe y os presentéis en la frontera y el vigilante os haga la única pregunta necesaria para pasar...

Nos la explicó Cristo de forma clara, como habla él, "¿me amas?"
o también valdrá...
¿Cuánto has amado?...... (al pobre, al enfermo, al deficiente mental, al delincuente, al encarcelado, al enemigo, al antipático, al sacerdote malo, a quién te ofende, a quién habla mal de ti, a quien no se lo merece…..

Todos ellos imagen de Cristo,…… repudiado, humillado, azotado, escupido, crucificado por todos nosotros, ….
     Muchos otros aún no sabemos que vamos a contestar, los que ayudáis a que la Virgen en Lourdes siga presente ya tenéis respuesta... ¡ Os admiro ¡.
Intentaré regresar, como camillero, peregrino o quizás enfermo, que de todo habrá si Dios quiere.

Gracias por vuestro ejemplo. Con todo el afecto.

Emilio Vicente

Pontevedra

 

Mi Primer Viaje a Lourdes

        Llevaba tantas cosas en mi corazón, que me preguntaba si me daría tiempo para pedir a la Señora tantas cosas. Me pregunté si no serían demasiadas, porque éramos tantos a pedir y rogarle a nuestra Virgen. Yo tenía que pedir por todos los que quedaban aquí, y que tanto me pidieron que rezara por ellos. Viajé con los enfermos y discapacitados, por el camino me preguntaba ¿Cómo voy yo a pedir, viendo tantas personas con parálisis cerebral, otros con síndrome de Down y otros en silla de ruedas?, viéndolo así, mis enfermedades son diminutas. Estas personas, siempre tuvieron una sonrisa en sus labios, iban felices, a pesar de todas sus limitaciones. La verdad es que irradian alegría.

           El camino fue agotador, pero nadie se quejaba, con el transcurso del tiempo supe el porqué. Cuando puse mis pies en Lourdes, no podía dejar de llorar, eran tantas las emociones que sentía, el poder ver a la Señora que tantos milagros hace. Me alojé, al igual que el resto del grupo, en el hospital de los enfermos. Que sensaciones tan maravillosas al ver a los voluntarios ayudando a los enfermos y dándoles tanto amor, algo que comprendí con el transcurrir de los días. Aquellos enfermos nos daban mucho más amor del que nosotros les dábamos a ellos. Que bien me sentí al ver a esas personas que tanto nos daban, porque éramos capaces de sacarles una sonrisa, desbordaban felicidad, que tan bien nos hacía sentir. Esas personas que tantas veces la sociedad que vivimos mantiene a un lado, esas personas que tantas sonrisas, besos y abrazos con un gesto de ternura nos regalaban, que sigan así, son maravillosos.

          Mis primeras oraciones en la gruta donde está la Virgen, es una sensación indescriptible, no sé describirla con palabras, era algo que me suspendía en el aire y al mismo tiempo se agarraba al suelo y no me dejaba salir de allí. No podía dejar a la Señora a la que tantas veces nombraba Bernardette, me sorprendía ver tanta gente junta, de todos los países del mundo. No se escuchaba ni un ruido, sólo un murmullo de tanta gente que oraba junta, como hermanos, cada una en su lengua materna, aunque a la hora de darnos la paz, una sonrisa amiga salía de sus labios, te hacía sentir que todos somos hermanos.

            El día que fuimos a las piscinas, aunque nada tienen que ver con lo que conocemos aquí, esperando recé el Santo Rosario con mis compañeros del hospital, llegado el momento de entrar al agua, dos mujeres me despojaron de mis ropas, me ayudaron a bajar los escalones, donde me santigüé, de repente, me sumergen en aquella agua tan fría y al mismo tiempo tan cálida. Lo que sentí cuando me levantaron y besé la imagen de la Virgen, fue algo tan especial, que parecía que mi cuerpo flotaba en el aire, percibí una paz tan grande, que en aquel momento no sentía ningún dolor y tardé un ratito en reaccionar,¡¡¡ fue maravilloso!!! .

          Cada día en el hospital, había una pequeña fiesta para los enfermos, aquellas personas en sillas de ruedas, bailaban con los voluntarios con una sonrisa en su rostro, haciéndonos felices a los demás. No quiero olvidarme de los médicos, sacerdotes y demás personal, que amenizaban la fiesta, con sus caras de alegría. Uno de los sacerdotes, el Padre Javier, al que yo llamaba “Coplillas”, tocaba y cantaba para todos nosotros, derrochando amor para todos ellos, los hacía felices con su música y sus canciones. Que Dios le bendiga por esos momentos en que todos nos olvidábamos, aunque fuera un ratito, de las limitaciones de cada uno. Que la Virgen bendiga y cumpla todos los deseos de los miembros de la hospitalidad de Lourdes en A Coruña, por toda la buena organización, por regalar tantos momentos de felicidad, a esas personas tan especiales, a los voluntarios que tanto trabajaron de una forma altruista y especialmente a tres personas que viajaros conmigo, Esther, Amelia y por supuesto al Sr. Ricardo que a pesar de estar malito, nos hicieron tan felices todo el camino. El año próximo, espero volver, si Dios me lo permite.

Atte. Susana Verdes Núñez. 

 

Una Experiencia Diferente.
 

     Sinceramente nunca pensé que esta experiencia iba a convertirse en una de las mejores de mi vida. En ella he aprendido que hay que valorar cada detalle que nos regala la vida, por muy pequeño que este sea, porque allí te das cuenta que hay verdaderas desgracias en el mundo.

     También me ha ayudado a reflexionar sobre aspectos muy importantes en mi vida y a mostrar al mundo los sentimientos que allí he vivido gracias a las personas que me han acompañado.

     Además me ha dado la oportunidad de conocer a grandes personas que espero seguir manteniendo el contacto con ellas y que debo mencionar aquí aunque supongo que ya sabrán, quienes son, Julia, Ángela, Berta, Javier, Elías, Daniel y muchos más que no menciono pues sino esto sería un testamento.

     Decir que es una experiencia que hay que vivir por lo menos una vez en la vida y que te llega al corazón; que aunque algunos creáis que solo consiste en llevar a enfermos a misa, que es una peregrinación meramente religiosa y que no hay tiempo para divertirse, como yo pensaba antes de vivirla, hay momentos para disfrutar, reírse y compartir conversaciones con otra gente.

     No quiero enrollarme demasiado, así que espero que este pequeño relato del viaje, pues si os contara todo no cabría ni en un libro entero, sirva para animar a la gente que no ha ido todavía para que pueda disfrutarla y también y lo más importante, agradecer a toda la hospitalidad, tanto camiller@s, voluntarios, enferm@s, peregrinas y sacerdotes el hacer de esta vivencia, un viaje increíble e inolvidable que espero repetir en un futuro muy próximo.

     Nos vemos en la fiesta de reencuentro los que podáis acudir.

 

     ¡MUCHAS GRACIAS!

     María Cortizas Arnoso

 

Doy Gracias a Dios por este regalo

     Mi amiga Iciar me animó a ir. Comencé este viaje sin saber qué me encontraría allí. Lo hice casi como una despedida de mi vida actual, ya que mis proyectos de futuro dentro de poco me llevarán a vivir fuera de Galicia, y no quería dejar pasar esta oportunidad de ir como voluntaria. Lo único que tenía claro es que no me esperaba nada fuera de lo común. Incluso me planteé llevar algo para leer, porque creía que tendría muchísimo tiempo libre... ¡Qué equivocada estaba!

     Nada más llegar, al ver el horario, casi me da un "patatús". Teníamos que comenzar la jornada tempranísimo, para formar las camillas donde trasladábamos a los enfermos para los distintos actos. Al ver las camillas de hierro eché en falta la muñequera para reforzar la mano izquierda, pues desde un accidente laboral el pasado verano la tenía con dolor, sin fuerza y con uno de los tendones fuera de sitio. Sólo de pensar en empujar con ella me echaba a temblar... Pero lo hice. Y la verdad, se llevaba bien.

     El ambiente en Lourdes era una fiesta constante. Como coincidimos con la peregrinación de los Ejércitos de todo el mundo, había un colorido de lo más variado. De hecho, era muy divertido ver como se volcaban con los enfermos de todo tipo. Y los enfermos... ¡Vaya marcha tenían! Cuando estaba a su lado, el tiempo volaba. Era imposible estar cerca de ellos sin reír, cantar o bailar. Personalmente, no conocía a ninguno, pero todos se colaban dentro de mí y se metían en mi corazón. Casi no podía rezar oraciones, por falta de tiempo, pero nunca me he sentido tan cerca de Dios: Lo veía en sus rostros. También me sentía cerca de María, era fácil imaginarla viéndonos con ternura.

     Cada momento era una sorpresa para mi. Tuve la gracia de sentir el poder de Dios durante el Viacrucis de los enfermos, en la pradera. Creo que nunca olvidaré esa sensación. También tuve la suerte de acudir a las piscinas acompañando a una de las enfermas, Isabel, un auténtico ángel en la Tierra de 17 años, con la que después, y acompañadas de otro voluntario, Rafa, nos fuimos a hacer un poquito de turismo. El momento de la piscina fue uno de los más emotivos. Lo hice, sinceramente, como un ritual. Yo hace tiempo que no pido nada al Señor, por lo que en el momento de rezar antes de la inmersión simplemente recé una salve a Nuestra Señora. No esperaba nada, ni sentir nada más que frío (el agua estaba helada), pero cuando me sumergí y después salí del agua, me sentí renovada. Me sentí ligera. Como si me hubiesen sacado un yunque de dentro de mi cuerpo.

     El último día acabé sin voz y con agujetas. La fiesta de despedida que en principio se programó para las 4 la comenzamos a las 2 de la tarde, y se alargó hasta las 6 y media, cantando y bailando en el hospital con nuestros enfermos (que son unos juerguistas natos). Al terminar estábamos tan contentas mis compañeras de hotel y yo, que camino del mismo para cenar saltábamos y cantábamos en la explanada canciones bajo la lluvia. No podíamos ocultar nuestra alegría. Terminamos nuestra estancia en Lourdes con una oración de despedida y algunos nos acercamos a la gruta una última vez antes de volver a nuestra tierra.

     Ya en el autobús, venía reflexionando cómo trasladar esta vivencia a mi día a día, y no descarto dar un giro a mi carrera profesional enfocándola hacia enfermos y ancianos (aun tengo que meditar bien cómo hacerlo). En eso pensaba cuando mis ojos se posaron en mi mano lesionada, la misma que no conseguí curar en fisioterapeutas y médicos. Mi corazón dio un vuelco. El tendón estaba en su sitio. Cerré la mano agarrando un objeto, había recuperado su fuerza. Un milagro físico no pedido se había producido en mi cuerpo, y estaba perpleja. Ni encuentro explicación, ni la busco. Sólo doy gracias a Dios por este regalo e intento trasladar a mi vida diaria los buenos propósitos que allí me hice respecto al trato con los demás, siguiendo el mandato de Jesús "Amaos los unos a los otros".

 Silvia Moure Barros
 

 Lourdes va a ser un antes y un después en mi Vida

LOURDES 2014

     Eran las 6:15 de la mañana y la explanada de la Torre estaba llena de gente despidiéndose de sus familias, ayudando a cargar las maletas y conociendo a los que iban a ser sus compañeros en esta experiencia. Casi todo el viaje lo pasamos durmiendo o viendo alguna que otra película por lo que no se hizo tan largo. Pasada la frontera, no quedaba otra cosa que esperar a llegar y cuando fue así me quedé boquiabierta con el lugar a pesar de verlo a distancia. Llegamos los primeros y empezamos a descargar las maletas de los enfermos y esperamos a que el resto de buses fuese llegando para ayudar en lo que fuese posible.

     Llegamos al albergue rendidos, preparamos las camisas para el día siguiente y nos acostamos. Día perfecto, sol y buena temperatura. Bajamos al desayuno y pudimos catar la simpleza de los franceses: pan con mantequilla y café para desayunar, algo que no nos echaría atrás para ponernos manos a la obra. Subimos hasta la planta 3 del Accueil y ayudamos a bajar a los enfermos a los carros. Fui a la habitación 328 y conocí a Reme, ella me explicó que ya había estado antes en Lourdes y que siempre le alegraba poder venir. Según íbamos bajando nos explicaban el uso de los carros y nos pusimos en marcha. Carlota, que llevaba a José y yo con Reme alucinamos con todo lo que veíamos a lo largo del camino. Tocaba misa internacional, algo único, nunca antes había presenciado una misa en más de dos idiomas y que me hacía pensar que esta experiencia iba a ser única. Fuimos a hacernos la foto de grupo y luego volvimos para comer.     

     Por la tarde nos esperaba la primera procesión que terminaba en la iglesia subterránea. Era increíble. Cogí la silla de Lidia y volvimos al Accueil para cenar y preparar el Vía Lucis. Pero nos esperaba una sorpresa: La Guardia Real, La Guarda Civil, Las fuerzas del Aire, Tierra y Mar estaban allí para montar una fiesta por todo lo alto. Todos bailando, enfermos, voluntarios, militares, todos por igual. Todo el mundo con cámara en mano, inmortalizando el momento, algo que muy difícil se iba repetir. ¡Qué viva España!. Por la noche, fuimos los nueve a ver la gruta y a dejar una vela.               

     También comentamos nuestras primeras emociones en Lourdes y luego fuimos a disfrutar con los militares de todos los países antes de volver al albergue para acostarnos. Al día siguiente, madrugábamos para ir al Vía Crucis y para acompañar a los enfermos de compras. Fuimos por la gruta, y en mi caso pude ver la esperanza de que Lourdes le ayudase. Reme me contó que todos los años que iba, hacia los mismo al pasar por la gruta. Después de esto, fuimos a la Basílica Notre Dame para la misa y acto de imposición de medallas en la que Pedro recibía, como muchos otros, una medalla por ser su quinto año de peregrinación. Acompañamos a los enfermos a una conferencia, fuimos a cenar y a prepararlo todo para la procesión de las antorchas. A pesar de que se me quemaba cada dos por tres el papel que sostenía la vela, me pareció una de las cosas más bonitas de Lourdes.

     Busqué a Reme, le dije si iba a ir a las piscinas y que si quería ir conmigo, ella no lo dudó, algo que me encantó. Eran las siete y ya estábamos en pie y yendo hacia el Accueil para ir a la misa en la gruta. Busqué a Reme para recordarle lo de las piscinas pero una voluntaria me dijo que ya iba a ir ella con ella, eso me cabreó un poco pero seguí adelante. Estaba lloviendo y nos encargaron sujetar unos paraguas sobre los sacerdotes en la comunión. A continuación cogí el carro de María y fuimos a las piscinas. Nunca creí que iba a estar tan nerviosa, comencé a dudar sobre ir o no. Algo en mi, me decía que fuese, que era algo único pero otra parte me preguntaba que de qué serviría, que haría en mi. Escogí lo que siempre pensé que iba a hacer así que esperé con María y según salía me sentí totalmente distinta, relajada.             

     Después de comer, Belén y yo fuimos con Maria y Mariana de compras. Estaban encantadas, charlábamos como si nos conociéramos de toda la vida. Era hora de fiesta, todos cantando y bailando como nunca, disfrutando al máximo el último día en Lourdes. Para terminar el día, una acto de oración para despedir el viaje. Fue un momento lleno de emociones: risas y llantos, alegría y tristeza porque todo llegase a su fin. Aún no he llegado y ya quiero volver. Lourdes me ha enseñado que la esperanza es lo último que se pierde y que tenemos que vivir al día, nunca sabemos que es lo que va a pasar. Doy gracias por poder haber disfrutado de esta experiencia y por poder repetirla en un futuro no muy lejano. Creo que Lourdes va a ser un antes y un después en mi vida y eso es algo por lo que también quiero dar gracias

 

IRIA GAYOSO LODEIROS